Mariela Beatriz Ruiz es una docente de 45 años de edad que busca "justicia". Denunció en la sede del fuero Penal de La Plata que desde que tenía 7, fue víctima de aberrantes ataques sexuales. Estuvo en silencio durante más de dos décadas hasta que una tarde de carnaval, en un cajero automático logró vencer sus miedos, se despertó, puso fin a sus largos y penosos años de miedo, dolor, trauma y vergüenza, y pudo expresar con palabras lo que por dentro la quemaba, haciéndole frente a esa persona la había hecho padecer sus peores torturas, pesadillas y vejaciones, cortando después de largos años de padecimiento, el hielo generado por su silencio. Antes hizo 10 años de terapia psicológica y psiquiátrica. Los primeros en enterarse fueron su esposo e hijos con los que logró formar una familia unida quienes fueron sus bastiones principales, convirtiéndose en hacedores en las sombras una actual mujer empoderada, segura y sedienta de justicia personal y social. En la actualidad reclama “justicia”, para que su lugar en el mundo (localidad de Magdalena) y la sociedad argentina en su conjunto “despierte”, se anime y enfrente sin vacilaciones a seres humanos que bajo esconden sus más bajos instintos deleznables y merecedores del máximo repudio social y judicial.
Según consta en la denuncia penal desde 1985, cuando tenía 7 años; hasta 1996, ya con 18; fue abusada y violada, en forma continua, reiterada y sostenida tanto por su padre como por su hermano mayor, identificados como Roberto Emir Ruiz (72) y Hernán Eduardo Ruiz (47).
Ambos fueron imputados en la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 3 de La Plata, por los delitos de “abuso sexual gravemente ultrajante y abuso sexual con acceso carnal. La Defensoría Oficial 10 opuso el planteo de extinción de la acción penal (prescripción) por vencimiento del tiempo legal hábil para denunciar, en oposición a la última reforma legal en la materia. La solicitud que se encuentra en estado de pleno trámite procesal en curso, próximo a ser resuelta, situación que de prosperar dejaría a la víctima sin posibilidad alguna de encontrar una justa condena penal contra el repudiable y aberrante delito denunciado.
La víctima fue aceptada como particular damnificada en la causa. Cuenta con la asistencia del abogado Sebastián Medina, quien se opone a la prescripción solicitada. Mariela junto a su esposo Diego Márquez y a su letrado, llegaron hasta la redacción de 0221.com.ar para dar testimonio de una historia que hiela la sangre.
—¿Por qué hace público este padecimiento suyo?
—Quiero hacer público porque siento que vivo en un pueblo donde somos 20.000 habitantes y la mayoría de la gente no sabe realmente, qué fue lo que pasó. Vivo con un botón anti pánico y con una perimetral, todo el tiempo tengo que tener datos para poder movilizarme con miedo porque no sé en qué lugar me los puedo llegar a cruzar. Mi familia está totalmente afectada porque también están pendientes de todo esto. Yo no puedo salir tranquila a la calle necesito acompañamiento muchas veces en el hecho de poder ir a hacer un mandado, tengo que prender la ubicación y el botón antipánico. Mi hija, que es la que más maneja la tecnología, desde su trabajo controla por donde yo ando. No puedo ir al río, por ejemplo, porque no tengo señal, no funciona en el GPS, no funciona la ubicación ni el botón. Se hace muy difícil porque es un pueblo chico y hay muchas cosas que se dicen y no se creen o no salen a la luz.
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Mariela junto a su abogado Sebastián Medina y su esposo Diego Márquez en la redacción de 0221
Foto: AGLP
—¿Cuánto hace que logró hablar del tema?
—Tarde muchísimo tiempo en poder hablar, luego de que después de largos años de terapia psicológica y atención psiquiátrica comenzaron a surtir efectos, note que me fue descongelando, después de haber estado años freezada por el trauma crónico que me tocó sufrir.
—¿En quién se apoya?
—Mi familia fue el primer sostén, mis dos hijos y mi marido los más allegados, pero mucha gente se alejó, perdí muchas cosas en el camino, pero bueno, lo que yo busco es que se salga la luz todo esto y que sepan que se puede. Pude formar una familia que me sostuvo, me contuvo cuando yo pude hablar.
—¿Cuándo pudo quebrar el miedo?
—Fue una situación que tuve en el Banco, era feriado de Carnaval, estaba lleno de gente el cajero. Fui a cobrar, estaba de espaldas, viene mi papá biológico y me agarra del hombro, yo sentí que era él, cuando me di vuelta lo insulté porque fue lo único que me salió. Y él me dijo bajito, “vos vas a ser siempre mía”. No registré a nadie, salí desorientada, y me paré en la esquina de la comisaría y dije “qué hago”. No tuve el valor de cruzar a la comisaría y decir me pasó esto. Ahí empecé a hablar porque estaba mal, mal, con mi familia.
—¿Cómo siguió su vida desde ese momento?
—Durante el primer periodo fueron diez años de tratamiento, donde solamente pude llegar a expresar la palabra abuso, luego vino un tiempo en que me ausenté, para una ulterior y definitiva etapa donde volví ya con más fuerza y decisión a someterme a terapia pudiendo en esta última animarme a comenzar a hablar no solo de abuso sino de los sujetos responsables y de todas las vejaciones sexuales más aberrantes que un ser humano pueda llegar a imaginar.
Fiscalía
La justicia de La Plata deberá resolver esta causa que tramita en la Unidad Funcional 3 de La Plata a cargo del fiscal Gonzalo Petit Bosnic
Foto: AGLP
—¿Cuál es su objetivo?
—Que mi familia principalmente pueda vivir en paz, sanar yo, y que no le pase a nadie más, que Magdalena se despierte porque no podemos vivir en un pueblo tan pocos habitantes y que te señalen con el dedo como opinando sin saber. Yo lo que quiero es esa justicia. También que la gente se anima a denunciar y que los procesos no te victimicen porque te hacen sentir culpable, que algo habrás hecho. Me han llegado a preguntar en una entrevista para pedir la perimetral si yo quería hablar con ellos. Si te agarra sin ayuda, si te agarra vulnerable, desestimás todo.
Mariela sabe que el camino es largo y complicado, pero sigue creyendo en que todo va a salir bien. Para poder seguir adelante con su lucha abrió una cuenta para juntar dinero y continuar con el expediente, por lo que quienes deseen colaborar pueden hacerlo a su cuenta personal de Mercado Pago a través delCVU 000000310044964503834 o el alias iban.delta.seda.mp.